jueves, 16 de octubre de 2008

UN CLAVO SACA OTRO CLAVO

De familias y parejas.
Un clavo saca otro clavo (*)

Por Nelly Chong García

Mariela conoció a Julián en el trabajo. Él estaba casado con Susana y tenían tres hijos. Mariela era soltera y acababa de terminar una relación desastrosa. Primero se hicieron amigos, él le contaba acerca de lo mal que iba su matrimonio, de lo infeliz que era y de cómo cada día intentaba llegar cada vez más tarde a casa para no encontrarse con Susana. Ella le contaba de los hombres con los que salía y él la aconsejaba qué hacer. Ambos se daban consejos sobre sus vidas y preocupaciones. Poco a poco se fueron acercando. Julián dejó a Susana y se fue a vivir con Mariela, ambos pensaron que si estaban enamorados sería lo lógico.

Mariela y Julián no tuvieron en cuenta que la separación es un proceso emocional que precisa de un tiempo para que todos los involucrados puedan cerrar sus heridas y recomenzar sus vidas. Y que aquel refrán "Un clavo saca a otro clavo" en el terreno de la separación, debería tener una segunda parte que diga... dentro de un tiempo prudencial.

Imaginemos que alguien se rompe un hueso y debe estar enyesado por un tiempo. Mientras el hueso suelda, el yeso es incómodo, inmoviliza el brazo, impide hacer ciertos movimientos, etc., pero es lo que ayuda a que cure. ¿Qué sucedería si antes de ese tiempo, el yeso es retirado? Probablemente las secuelas de la rotura serán mayores o el hueso quede frágil y vuelva a lastimarse en el mismo lugar.

Algo parecido sucede cuando las personas separadas no se dan un tiempo para sanar sus heridas y aprender de la experiencia por la que acaban de pasar.

En la euforia de un amor nuevo, las personas confunden las sensaciones del momento, como características perdurables en el tiempo. La mayor parte de las veces descubren que los problemas que acompañan a las heridas abiertas por la separación, agobiarán y terminarán por estrangular al amor nuevo.

Así como en la mayoría de las situaciones de este tipo, después de un tiempo de vivir con Mariela, Julián empezó a sentirse culpable por no estar con sus hijos. Susana estaba cada vez más enojada con él, y ponía muchos obstáculos a las visitas de Julián. Mariela se sentía muy presionada por los problemas alrededor de la relación y extrañaba su vida tranquila donde ella solo se ocupaba de sus problemas. Los hijos de Julián eran muy malcriados con ella y él era incapaz de darle su lugar, abrumado por las culpas y las presiones de un lado y del otro.

Los terapeutas sugerimos esperar un tiempo mientras las heridas sanan, mientras cada uno de los involucrados en historias como esta rearman los cimientos de una vida nueva. Julián necesita entender cuál fue su contribución ¿qué paso, qué hizo que la relación con Susana no pudiese seguir adelante? Necesita aprender de esta experiencia aquello que deberá intentar mejorar para preservar su relación con Mariela. A ella le toca ser paciente, y esperar, mientras las heridas sanan y la vida se rearma.

(*) Tomado del diario La Répública, edición del día jueves 16 de octubre de 2008.

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