Menospreciado y tratado burlonamente por los tradicionales políticos chilenos (desde
los integrantes de La Concertación hasta los conservadores de la derecha), debido a su juventud y sus innovadoras propuestas a través de un movimiento político, social y cultural que busca sentar las bases para un “verdadero recambio generacional y vocacional del progresismo”; Marco Enríquez-Ominami se yergue hoy como el gran triunfador, luego de las elecciones del domingo 13 de diciembre.
Al 99,42% de las mesas escrutadas, Sebastián Piñera obtuvo 3.056.526 votos lo que corresponde a 44,05%; Eduardo Frei alcanzó 2.053.514, un 29,6%; Marco Enríquez-Ominami tuvo 1.396.655 votos, o sea, un 20,13%, mientras que Jorge Arrate obtuvo el respaldo de 430.824 electores, que representan un 6,21%.
Este elevado respaldo popular, le dará amplia capacidad de maniobrabilidad política en los diálogos que deben iniciarse con Eduardo Frei (descarto un acercamiento político con Piñera, si no es sólo por razones diplomáticas y para consolidar su propia imagen), en el que La Concertación deberá acceder a los cambios que promueve Enríquez-Ominami, si desean ganar en la segunda vuelta a realizarse en enero del 2010. Por lo pronto, Frei ya adelantó: “Deseo valorar también lo que han hecho en esta carrera presidencial Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami porque han puesto temas en el debate, han hecho propuestas valiosas que yo voy a acoger como propias, porque expresan valores que compartimos”.
Indudablemente, y desde mi particular punto de vista, en la juramentación de Eduardo Frei como el siguiente presidente chileno de La Concertación, veremos a Marco Antonio Enríquez-Ominami en lugar preeminente en el gabinete ministerial y en el manejo de las políticas, que serán dadas a conocer en el mensaje presidencial. Si bien puede no estar físicamente por estratégico cálculo y decisión política, su mano podrá ser vista y reconocida inmediatamente. Aunque se encuentre en la sombra.
Marco Antonio Enríquez-Ominami nació el 12 de junio de 1973. Es hijo de Miguel Enríquez Espinosa -fundador y secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) quién fue asesinado cuando Marco tenía meses de vida- y Manuela Gumucio Rivas -hija del ex senador fundador de la Falange y Democracia Cristiana, Rafael Agustín Gumucio Vives-.
A los cinco meses de edad, Marco fue expulsado de Chile por un decreto militar junto a toda su familia, situación que se mantuvo por más de una década. Ya en el exilio, su madre se unió al Senador Carlos Ominami y en el año 2000 Marco Antonio agregó este apellido al de su padre biológico, lo que, en palabras de él mismo, unió el nombre “de quién me dio la vida con el de quién me la salvó”.
los integrantes de La Concertación hasta los conservadores de la derecha), debido a su juventud y sus innovadoras propuestas a través de un movimiento político, social y cultural que busca sentar las bases para un “verdadero recambio generacional y vocacional del progresismo”; Marco Enríquez-Ominami se yergue hoy como el gran triunfador, luego de las elecciones del domingo 13 de diciembre.
Al 99,42% de las mesas escrutadas, Sebastián Piñera obtuvo 3.056.526 votos lo que corresponde a 44,05%; Eduardo Frei alcanzó 2.053.514, un 29,6%; Marco Enríquez-Ominami tuvo 1.396.655 votos, o sea, un 20,13%, mientras que Jorge Arrate obtuvo el respaldo de 430.824 electores, que representan un 6,21%.
Este elevado respaldo popular, le dará amplia capacidad de maniobrabilidad política en los diálogos que deben iniciarse con Eduardo Frei (descarto un acercamiento político con Piñera, si no es sólo por razones diplomáticas y para consolidar su propia imagen), en el que La Concertación deberá acceder a los cambios que promueve Enríquez-Ominami, si desean ganar en la segunda vuelta a realizarse en enero del 2010. Por lo pronto, Frei ya adelantó: “Deseo valorar también lo que han hecho en esta carrera presidencial Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami porque han puesto temas en el debate, han hecho propuestas valiosas que yo voy a acoger como propias, porque expresan valores que compartimos”.
Indudablemente, y desde mi particular punto de vista, en la juramentación de Eduardo Frei como el siguiente presidente chileno de La Concertación, veremos a Marco Antonio Enríquez-Ominami en lugar preeminente en el gabinete ministerial y en el manejo de las políticas, que serán dadas a conocer en el mensaje presidencial. Si bien puede no estar físicamente por estratégico cálculo y decisión política, su mano podrá ser vista y reconocida inmediatamente. Aunque se encuentre en la sombra.
Marco Antonio Enríquez-Ominami nació el 12 de junio de 1973. Es hijo de Miguel Enríquez Espinosa -fundador y secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) quién fue asesinado cuando Marco tenía meses de vida- y Manuela Gumucio Rivas -hija del ex senador fundador de la Falange y Democracia Cristiana, Rafael Agustín Gumucio Vives-.
A los cinco meses de edad, Marco fue expulsado de Chile por un decreto militar junto a toda su familia, situación que se mantuvo por más de una década. Ya en el exilio, su madre se unió al Senador Carlos Ominami y en el año 2000 Marco Antonio agregó este apellido al de su padre biológico, lo que, en palabras de él mismo, unió el nombre “de quién me dio la vida con el de quién me la salvó”.
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