HASTA LA VISTA, AUGUSTO
Mi relación con Perú.21 empieza cuando acaba la información objetiva (porque un esfuerzo hubo luego de Fujimori y Montesinos) de parte de los medios de comunicación. Se inicia cuando las noticias vuelven, nuevamente, a salir de una misma cocina, homogeneizada y pasteurizada, para el gusto del principal cliente, que siempre es el gobierno nacional y centralista, y para desinformación y embrutecimiento del ciudadano medio que, apurado por la crisis y las urgencias, sólo vé y escucha los noticieros estandarizados (y les cree, lo que es peor), y compra el diario de una "china", chicha o semi seria.
Separando el trigo de la paja (dejé a La República y muchos otros), me topé con Perú.21, y el estilo interesante, inteligente, frontal y respetuoso de Augusto Álvarez Rodrich (AAR) me atrajo y convenció: hablando claro, con honestidad, demostrando pluralidad en los artículos y ensayos de columnistas y colaboradores (a pesar de algunos, pero así es la tolerancia a la pluralidad y el respeto a las ideas ajenas), pero -siempre hay un inevitable pero- defendiendo los ejes maestros de este modelo económico que ha fracasado integralmente, modelo que siempre ha privatizado las ganancias y que ahora socializa las pérdidas; y que es en lo él cree.
Para mantener cierto equilibrio en la información y en las percepciones de los acontecimientos, también me convierto en asiduo recurrente del diario La Primera. Pero dejo en definitiva a Perú.21, no hoy ni por los cambios que ahora se han producido tanto en lo administrativo como en lo editorial; sino cuando de un momento a otro, hace un tiempo ya, los comentarios audaces, sagaces y mordaces de AAR se vuelven complacientes y blandengues ante el cada vez más inepto Alan García y su séquito de adulones y cortesanos. Lo que debió ser una secuencia lógica en sus apreciaciones, como consecuencia del análisis objetivo de los hechos y acontecimientos (si los errores políticos y la corrupción continuaba, como así es y la realidad lo demuestra), se convirtió en casi todo lo contrario. Este cambio, para mí abrupto, se suscitó a su retorno de un largo viaje a Europa, especialmente a Francia, si la memoria me es fiel. Sin embargo, lo seguía viendo de vez en cuando en la versión on line, como lo hago con muchos otros diarios.
El último contacto directo fue su breve respuesta "Muy buena!!" a un artículo mío publicado el 27 de agosto en este blog, titulado "Ay Augusto... ¡¡Yo sí quiero que Alan se largue!!", que puede ser visto en http://desdelamazonialoretana.blogspot.com/2008/08/ay-augusto-yo-s-quiero-que-alan-se.html. Con este post le respondía a uno suyo titulado "Ay Aurora, No a la revocatoria: que sufra mucho pero que no muera", que también puede ser visto en http://peru21.pe/impresa/noticia/ay-aurora/2008-08-27/222940.
A pesar de las presiones provenientes de interesados e intereses que pretenden que se mantenga este sistema y el statu quo, y a pesar de estar caminando por diferentes senderos, pero hacia los mismos objetivos, claros y comunes; ganaremos: ganará la Democracia, la Política y los Políticos decentes. Pero, sobre todo, ganará la ciudadanía. Basta con hacernos del Poder y el Gobierno para hacerlo bien. Hasta la vista, Augusto, con el respeto y la cordialidad de siempre.
Mi relación con Perú.21 empieza cuando acaba la información objetiva (porque un esfuerzo hubo luego de Fujimori y Montesinos) de parte de los medios de comunicación. Se inicia cuando las noticias vuelven, nuevamente, a salir de una misma cocina, homogeneizada y pasteurizada, para el gusto del principal cliente, que siempre es el gobierno nacional y centralista, y para desinformación y embrutecimiento del ciudadano medio que, apurado por la crisis y las urgencias, sólo vé y escucha los noticieros estandarizados (y les cree, lo que es peor), y compra el diario de una "china", chicha o semi seria.
Separando el trigo de la paja (dejé a La República y muchos otros), me topé con Perú.21, y el estilo interesante, inteligente, frontal y respetuoso de Augusto Álvarez Rodrich (AAR) me atrajo y convenció: hablando claro, con honestidad, demostrando pluralidad en los artículos y ensayos de columnistas y colaboradores (a pesar de algunos, pero así es la tolerancia a la pluralidad y el respeto a las ideas ajenas), pero -siempre hay un inevitable pero- defendiendo los ejes maestros de este modelo económico que ha fracasado integralmente, modelo que siempre ha privatizado las ganancias y que ahora socializa las pérdidas; y que es en lo él cree.
Para mantener cierto equilibrio en la información y en las percepciones de los acontecimientos, también me convierto en asiduo recurrente del diario La Primera. Pero dejo en definitiva a Perú.21, no hoy ni por los cambios que ahora se han producido tanto en lo administrativo como en lo editorial; sino cuando de un momento a otro, hace un tiempo ya, los comentarios audaces, sagaces y mordaces de AAR se vuelven complacientes y blandengues ante el cada vez más inepto Alan García y su séquito de adulones y cortesanos. Lo que debió ser una secuencia lógica en sus apreciaciones, como consecuencia del análisis objetivo de los hechos y acontecimientos (si los errores políticos y la corrupción continuaba, como así es y la realidad lo demuestra), se convirtió en casi todo lo contrario. Este cambio, para mí abrupto, se suscitó a su retorno de un largo viaje a Europa, especialmente a Francia, si la memoria me es fiel. Sin embargo, lo seguía viendo de vez en cuando en la versión on line, como lo hago con muchos otros diarios.
El último contacto directo fue su breve respuesta "Muy buena!!" a un artículo mío publicado el 27 de agosto en este blog, titulado "Ay Augusto... ¡¡Yo sí quiero que Alan se largue!!", que puede ser visto en http://desdelamazonialoretana.blogspot.com/2008/08/ay-augusto-yo-s-quiero-que-alan-se.html. Con este post le respondía a uno suyo titulado "Ay Aurora, No a la revocatoria: que sufra mucho pero que no muera", que también puede ser visto en http://peru21.pe/impresa/noticia/ay-aurora/2008-08-27/222940.
A pesar de las presiones provenientes de interesados e intereses que pretenden que se mantenga este sistema y el statu quo, y a pesar de estar caminando por diferentes senderos, pero hacia los mismos objetivos, claros y comunes; ganaremos: ganará la Democracia, la Política y los Políticos decentes. Pero, sobre todo, ganará la ciudadanía. Basta con hacernos del Poder y el Gobierno para hacerlo bien. Hasta la vista, Augusto, con el respeto y la cordialidad de siempre.
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