lunes, 3 de septiembre de 2007

(2da. Edición) CONSPIRACIÓN A LA PERUANA

Ciudadano Toledo, ¿sabe Ud. que ya es Presidente? O ...
CONSPIRACIÓN A LA PERUANA

(Artículo publicado en la revista loretana LA VERDAD Nº 9
del 12 de enero de 2002)

Iquitos, 3 de setiembre de 2007


He preferido dejar pasar un prudencial tiempo con el fin de observar si las actitudes de candidato del ciudadano Alejandro Toledo se mantenían como tales o variaban. Luego de su formal y simbólica juramentación como Presidente de la República, era hasta aceptable que continuara actuando como candidato por un breve plazo. Sí. Se explicaba por el largo trajín que había tenido -conjuntamente con las demás fuerzas democráticas- para derrocar a la dictadura y hacer huir al cobarde ex gobernante. Sin embargo, ese plazo se ha excedido y parece que no se da cuenta aun que YA ES PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. Cuando un ciudadano es elegido Presidente de la República, asume la representación del pueblo en su conjunto y habla como representante de la Nación. Representa al Poder Ejecutivo y ya no a su agrupación política. Es la formalidad de la democracia. Los gestos y las buenas formas son imprescindibles para una adecuada y aceptable gestión gubernamental.

Lo que hemos visto hasta ahora, llama poderosamente la atención. Más aun sabiendo que tiene cerca suyo a personas que, supuestamente, lo asesoran en cuestión de imagen y comunicación. Personas que están o han estado vinculados a los medios de prensa y campañas políticas que conocen sobre el tema. Gonzales Arica, Fernando Rospigliosi (ex Caretas), Eduardo Bruce (ex Global TV), Nicolás Lynch y Juan de la Puente (La República). Y conocidos publicistas recientemente incorporados.

Como ejemplo general mencionaré la carencia de distinción, de parte del Presidente, de los momentos y las circunstancias para dirigirse a determinado auditorio. Lo que hace en un estrado lo hace en Palacio o en el Congreso. O ante un pueblo del interior. En cuanto a la forma de expresarse, utiliza la misma voz impostada que usaba como candidato y mueve la cabeza – con una extraña vibración – de un lado para otro pretendiendo, supongo, reafirmar y dar énfasis a lo que dice. Pero consigue lo contrario. Da la impresión de estar negando lo que transmite. En cuanto al contenido de sus mensajes o respuestas, éstas todavía dejan mucho que desear. Sobre todo cuando de responder a un opositor político se trata. Todo esto abona al deterioro de la imagen presidencial.

Por ejemplo, responder en la forma en que lo hizo a la ponzoñosa y maliciosa insinuación de Alan García acerca de la responsabilidad del gobierno en las recientes interceptaciones telefónicas ¿era la más correcta para un Presidente de la Nación?. Luego de que García le respondiera de manera conciliadora ¿quién salió ganando?. Evidentemente, el Presidente no. En el reciente y lamentable incendio de Mesa Redonda ¿era oportuno decir ante numerosos y dolidos familiares “que nadie debe pretender sacar provecho político de lo acontecido”?, ¿a alguien le importaba eso en ese momento?, ¿alguien le sugirió que eso podría ocurrir?. Igual de inapropiado fueron los aplausos en medio de tanto dolor. Parece que alguien quiere reivindicarse luego de los vergonzosos botellazos en el estadio nacional. ¿Es difícil para su entorno darse cuenta de estos detalles?. Es posible que ocurran tres cosas: i) se lo dicen al Presidente y hace caso omiso de las sugerencias, ii) se lo dicen y acepta las sugerencias y éstas son desastrosas; o, iii) los consejeros se quedan callados sin advertirle de las evidentes zancadillas.

Ante todo este panorama, cabría hacernos una pregunta: ¿A alguien interesa que Alejandro Toledo fracase como Presidente de la República, y abandone el cargo antes de culminar su período constitucional?. Si esto es así, entonces estamos ante una conspiración a la peruana. Existen poderosos grupos (económicos, sociales, políticos y religiosos centralistas y conservadores) que se resisten a aceptar que una persona de las características de Toledo haya sido elegida como Presidente del Perú. De allí la espeluznante y sorprendentemente elevada votación obtenida por García en la segunda vuelta. Estos grupos prefirieron a García por sus características raciales y a pesar de su desastrosa gestión como Presidente.

Para graficar una conspiración mencionaré el caso más famoso e irresoluto. John F. Kennedy fue elegido presidente de los Estados Unidos en 1961 y fue asesinado en 1963. Era la única forma de que “accediera” a dejar el cargo. Lo reemplazó su vicepresidente Lyndon B. Johnson, quien culminó el período para el que Keneddy fue elegido. JFK era distinto, diferente a los que antes habían llegado al poder. De ascendencia irlandesa y católico; temían los cambios que estaba haciendo en los EE.UU.

Otros recientes cambios presidenciales forzados, que no necesariamente deben ser considerados conspiraciones, son los de Hugo Bánzer por su vicepresidente Jorge Quiroga en Bolivia. Se argumentó la enfermedad de Bánzer; sin embargo, creo que ha sido para no maltratar la figura presidencial boliviana por el juicio que se abrió a éste por los asesinatos cometidos durante su gestión como presidente golpista (1971 – 1978).

Asimismo, la sucesión de Fernando de la Rúa por Adolfo Rodríguez Saá en Argentina. En este caso no lo reemplazó el vicepresidente porque éste renunció tempranamente. A Rodríguez Saá, que permaneció apenas una semana como Presidente, lo reemplazó Eduardo Duhalde. Es importante referirnos aquí a Carlos Saúl Menem como el principal elemento perturbador en la política argentina, y quien dejó sumido a su nación en la peor de sus crisis y fue lo que heredó De la Rúa. El Partido Justicialista (peronistas) liderado por Menem hizo poco por apoyar al nuevo gobierno y era esquivo a cualquier tipo de concertación. Y también se trajo abajo a Rodríguez Saá y ahora le está haciendo difícil el camino a Duhalde. A pesar de pertenecer ambos al partido de Menem. Esto se explica por el afán de éste de volver a ser presidente el 2003 luego de afrontar y haber superado juicios por corrupción. Historia que nos es familiar a los peruanos, ¿qué les parece?.

Creo que ya es tiempo que el ciudadano Presidente retome la iniciativa para un Acuerdo Nacional, agilice la toma de decisiones para cambios políticos y económicos (aun nos siguen gobernando fujimoristas), deje de lado el estilo y las formas del pasado (empleados públicos y escolares con banderitas que lo reciben en sus viajes) y asuma el rol que le hemos confiado por 5 años.

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