ASUMIENDO RESPONSABILIDADES
El desentendimiento entre los propios congresistas de la bancada oficialista, y entre éstos con el ejecutivo se debe a que, según voceros autorizados del partido de gobierno que aun llevan el centralismo a cuestas, la mayoría de aquellos provienen de distritos múltiples. Es decir, sostienen que como los congresistas vienen de provincias (olvidándose adrede que Lima es una provincia como cualquiera, que desean que sea vista como una metrópoli cosmopolita), del interior del país, solo piden por su región e ignoran casi todo, lo que hace que ”su limitado alcance de entendimiento de los acontecimientos nacionales les impida comprender qué es lo urgente y qué es lo importante. Y hasta que entiendan los mecanismos de la actual forma de hacer política, seguiremos espectando estos desencuentros”. Es la forma más grotesca (por su inaceptable arrogancia, petulancia, discriminación y desconocimiento) de pretender evadir responsabilidades sobre la forma en que se está conduciendo el país. La capacidad de autocrítica debe ser tal, que permita ver con objetividad la realidad y los errores cometidos. Reconocer errores es sintomático y positivo, sobre todo cuando se está conduciendo a un grupo humano, a una población con similares expectativas pero con procedencia y características distintas.
Es cierto que debió hacerse al día siguiente de asumir el gobierno, sin embargo el convocar ahora a concertar acuerdos nacionales, es una positiva señal para todos. Esa es la verdadera responsabilidad. Asumir con responsabilidad el liderazgo que se necesita sentir y que se necesita transmitir. Como gobierno de transición, éste debe proponer compartir con las demás fuerzas políticas democráticas la conducción y reconstrucción del país. En torno a los acuerdos se lograrán las mayorías necesarias para aprobar normas en el Congreso. Los desatinados protagonismos, sean de líderes que fueron candidatos (y continúan en campaña), congresistas o ministros, están totalmente fuera de lugar. Más aún cuando lo que algunos buscan es, aparentemente, saciar su personal apetencia.
Pienso que los acuerdos principales deben girar en torno a la descentralización e impulsar la Ley de Regionalización y de Gobiernos Regionales, quienes deben planear, decidir, diseñar las políticas y ejecutar obras; la Ley de Elecciones Regionales; que se defina y establezca la jurisdicción de los gobiernos: nacional, regional y local; política económica (crecimiento anual, política fiscal, política monetaria, tratamiento de la deuda externa, inversión social e inversión productiva), gobernabilidad (reforma constitucional, estabilidad política y estabilidad jurídica), lucha contra la corrupción y reconciliación entre las fuerzas políticas y sociales que recuperaron la democracia.
Es decir, los primeros acuerdos deben estar orientados a trabajar por construir la institucionalidad y en recobrar la confianza en la democracia. Un país unido en torno a intereses comunes genera y transmite confianza, lo que significa inversión y generación de empleo.
Se ha dicho que los gestos son importantes y es cierto. Y gestos como el de desear gobernar bien ayudan a darle rumbo y norte al país. Para dejar de ser como una veleta a la deriva, es fundamental trabajar en un impostergable Acuerdo Nacional que trascienda cinco períodos de gobierno. Es imprescindible que todos los actores políticos contribuyan a consolidar la convivencia en democracia, aportando y apelando a su madurez y responsabilidad para levantarnos y caminar con fe, tolerancia, equidad y justicia.
El desentendimiento entre los propios congresistas de la bancada oficialista, y entre éstos con el ejecutivo se debe a que, según voceros autorizados del partido de gobierno que aun llevan el centralismo a cuestas, la mayoría de aquellos provienen de distritos múltiples. Es decir, sostienen que como los congresistas vienen de provincias (olvidándose adrede que Lima es una provincia como cualquiera, que desean que sea vista como una metrópoli cosmopolita), del interior del país, solo piden por su región e ignoran casi todo, lo que hace que ”su limitado alcance de entendimiento de los acontecimientos nacionales les impida comprender qué es lo urgente y qué es lo importante. Y hasta que entiendan los mecanismos de la actual forma de hacer política, seguiremos espectando estos desencuentros”. Es la forma más grotesca (por su inaceptable arrogancia, petulancia, discriminación y desconocimiento) de pretender evadir responsabilidades sobre la forma en que se está conduciendo el país. La capacidad de autocrítica debe ser tal, que permita ver con objetividad la realidad y los errores cometidos. Reconocer errores es sintomático y positivo, sobre todo cuando se está conduciendo a un grupo humano, a una población con similares expectativas pero con procedencia y características distintas.
Es cierto que debió hacerse al día siguiente de asumir el gobierno, sin embargo el convocar ahora a concertar acuerdos nacionales, es una positiva señal para todos. Esa es la verdadera responsabilidad. Asumir con responsabilidad el liderazgo que se necesita sentir y que se necesita transmitir. Como gobierno de transición, éste debe proponer compartir con las demás fuerzas políticas democráticas la conducción y reconstrucción del país. En torno a los acuerdos se lograrán las mayorías necesarias para aprobar normas en el Congreso. Los desatinados protagonismos, sean de líderes que fueron candidatos (y continúan en campaña), congresistas o ministros, están totalmente fuera de lugar. Más aún cuando lo que algunos buscan es, aparentemente, saciar su personal apetencia.
Pienso que los acuerdos principales deben girar en torno a la descentralización e impulsar la Ley de Regionalización y de Gobiernos Regionales, quienes deben planear, decidir, diseñar las políticas y ejecutar obras; la Ley de Elecciones Regionales; que se defina y establezca la jurisdicción de los gobiernos: nacional, regional y local; política económica (crecimiento anual, política fiscal, política monetaria, tratamiento de la deuda externa, inversión social e inversión productiva), gobernabilidad (reforma constitucional, estabilidad política y estabilidad jurídica), lucha contra la corrupción y reconciliación entre las fuerzas políticas y sociales que recuperaron la democracia.
Es decir, los primeros acuerdos deben estar orientados a trabajar por construir la institucionalidad y en recobrar la confianza en la democracia. Un país unido en torno a intereses comunes genera y transmite confianza, lo que significa inversión y generación de empleo.
Se ha dicho que los gestos son importantes y es cierto. Y gestos como el de desear gobernar bien ayudan a darle rumbo y norte al país. Para dejar de ser como una veleta a la deriva, es fundamental trabajar en un impostergable Acuerdo Nacional que trascienda cinco períodos de gobierno. Es imprescindible que todos los actores políticos contribuyan a consolidar la convivencia en democracia, aportando y apelando a su madurez y responsabilidad para levantarnos y caminar con fe, tolerancia, equidad y justicia.
Iquitos, 29 de julio de 2007
(Artículo publicado en la revista loretana LA VERDAD Nº 6
del 16 de noviembre de 2001)
(Artículo publicado en la revista loretana LA VERDAD Nº 6
del 16 de noviembre de 2001)