El paro en el Perú y en Lima (*)
Si Lima hizo ganar las elecciones a García contra Humala, este 9 de julio, la misma ciudad capital fue otra vez el punto más débil del paro. Es verdad que la ciudad tenía un aspecto diferente, un aire de domingo en muchos sectores, pero salvo los movilizados a Dos de Mayo (muchos más que en otras ocasiones), y los que actuaron en los conos, los demás vieron de lejos la protesta. Si hay alguna duda sobre la fuerza movilizada, es la que plantea Lima.
Eso lo sabían los organizadores y es lo que en otras ocasiones ha llevado a denominar como “jornada de lucha”, para decir que mientras en los departamentos con mayor nivel organizativo se hacen paralizaciones, en la metrópoli se realiza lo que sea posible, en particular una marcha por las calles para difundir la plataforma. Pero esta vez se decidió un paro, que obligaba a ir más lejos, lo que se consiguió a medias.
¿Por qué Lima está a la derecha del resto del país? Para los conservadores, incluido García, es porque aquí están los modernos, los cosmopolitas, los educados. Si trajéramos a todos los serranos a Lima o la costa moderna, los globalizaríamos y se acabarían los conflictos, los humalas y los huamanes. Ese es pensamiento de ya saben quién, que serrano, sureño, selvático, son sinónimos de ignorantes.
Pero otra manera de ver el asunto es tener presente los siguientes datos: (a) Lima es el centro del poder, y aquí viven los ganadores del modelo y muchos que creen que todavía pueden serlo; (b) Lima es el principal consumidor de medios masivos de comunicación, casi sin alternativas (La Primera, es una excepción); (c) Lima es un océano de pequeña propiedad, autoempleo y recurseo, que obliga a las personas a estar pendientes del día a día. En esta ciudad, de ocho millones de habitantes, no hay plataformas comunes, puntos de encuentro, sentimientos de identidad.
Algo muy distinto a las provincias donde la gente tiene claro la lista de problemas que deben ser resueltos con la lucha de todos, donde uno se siente parte de una historia común y donde las organizaciones son visibles para la población. Ahí existen medios de expresión local: televisión, radio, periódicos, con perspectivas que no son equivalentes a la prensa limeña. El pequeño productor no se percibe tan sólo como en la capital, ni cree que por un día de no trabajo perderá su clientela.
¿Puede gobernarse el Perú sólo apoyado en Lima, que además ya no es la fortaleza de las elecciones del 2006, sino una base debilitada del sistema? Es esta pregunta la que tiene que responder el Gobierno. Tal vez eso hizo dudar a García el día del paro cuando reconoció el descontento. Pero al día siguiente estaba de nuevo insultando a todo el mundo.
(*) Por Raúl Wiener, Analista. Tomado del diario capitalino La Primera, del día domingo 13 de julio de 2008.
Si Lima hizo ganar las elecciones a García contra Humala, este 9 de julio, la misma ciudad capital fue otra vez el punto más débil del paro. Es verdad que la ciudad tenía un aspecto diferente, un aire de domingo en muchos sectores, pero salvo los movilizados a Dos de Mayo (muchos más que en otras ocasiones), y los que actuaron en los conos, los demás vieron de lejos la protesta. Si hay alguna duda sobre la fuerza movilizada, es la que plantea Lima.
Eso lo sabían los organizadores y es lo que en otras ocasiones ha llevado a denominar como “jornada de lucha”, para decir que mientras en los departamentos con mayor nivel organizativo se hacen paralizaciones, en la metrópoli se realiza lo que sea posible, en particular una marcha por las calles para difundir la plataforma. Pero esta vez se decidió un paro, que obligaba a ir más lejos, lo que se consiguió a medias.
¿Por qué Lima está a la derecha del resto del país? Para los conservadores, incluido García, es porque aquí están los modernos, los cosmopolitas, los educados. Si trajéramos a todos los serranos a Lima o la costa moderna, los globalizaríamos y se acabarían los conflictos, los humalas y los huamanes. Ese es pensamiento de ya saben quién, que serrano, sureño, selvático, son sinónimos de ignorantes.
Pero otra manera de ver el asunto es tener presente los siguientes datos: (a) Lima es el centro del poder, y aquí viven los ganadores del modelo y muchos que creen que todavía pueden serlo; (b) Lima es el principal consumidor de medios masivos de comunicación, casi sin alternativas (La Primera, es una excepción); (c) Lima es un océano de pequeña propiedad, autoempleo y recurseo, que obliga a las personas a estar pendientes del día a día. En esta ciudad, de ocho millones de habitantes, no hay plataformas comunes, puntos de encuentro, sentimientos de identidad.
Algo muy distinto a las provincias donde la gente tiene claro la lista de problemas que deben ser resueltos con la lucha de todos, donde uno se siente parte de una historia común y donde las organizaciones son visibles para la población. Ahí existen medios de expresión local: televisión, radio, periódicos, con perspectivas que no son equivalentes a la prensa limeña. El pequeño productor no se percibe tan sólo como en la capital, ni cree que por un día de no trabajo perderá su clientela.
¿Puede gobernarse el Perú sólo apoyado en Lima, que además ya no es la fortaleza de las elecciones del 2006, sino una base debilitada del sistema? Es esta pregunta la que tiene que responder el Gobierno. Tal vez eso hizo dudar a García el día del paro cuando reconoció el descontento. Pero al día siguiente estaba de nuevo insultando a todo el mundo.
(*) Por Raúl Wiener, Analista. Tomado del diario capitalino La Primera, del día domingo 13 de julio de 2008.
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