sábado, 5 de julio de 2008

UNA MUJER HABLANDO DE MUJERES por Flor Checa

UNA MUJER HABLANDO DE MUJERES

Por Flor Checa Bernazzi de Chumbe

Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él… Entonces, el Señor hizo caer un sueño profundo sobre Adán y mientras este dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo la mujer y la trajo al hombre.” (Génesis 2: 20, 21, 22).

Este pasaje bíblico está muy claro, sólo quiero recalcar algo, Adán fue creado del polvo de la tierra, más Eva (la mujer) de una costilla cercana al corazón de Adán.

Pareciera que el ideal de todo hombre, cuando piensa en una mujer es encontrar un hermoso rostro de escultural figura (y si es joven, mejor aún), por desgracia (para ellos) esta no es una cualidad de la cual podamos jactarnos todas las mujeres, pero sí podemos sentirnos favorecidas de lo que todas llevamos dentro; es decir, la sensibilidad, la dulzura, la ternura y esa intuición que nos hace percibir las cosas que el hombre está muy lejos de notar.

Somos consideradas como el “sexo débil” pero con el transcurrir del tiempo hemos demostrado que nada más lejos de la realidad, en todo nivel social, en toda área profesional estamos demostrando que podemos competir con el hombre, aún en la carrera militar, que era exclusividad del varón, ahora tenemos a este sexo, que por tanto tiempo lo consideraron como el más frágil, cargando fusiles, marchando en pleno sol, o pilotando un avión.

Pero lo importante del asunto no es cómo la mujer ha podido llegar en este siglo a hacer tantas cosas que eran exclusividad del hombre, lo maravilloso es que la mujer no perdió su esencia, que puede ser o hacer lo que sea, pero sigue siendo ese ser delicado y dulce que se derrite delante de la presencia de un niño, de ese ser que puede dejar en la oficina cerros de libros de leyes y cuando llega a casa se convierte en la más humilde ama de casa para su familia.

De esa mujer que puede pesar 50 kilos pero tiene la suficiente fuerza y coraje para caminar de un pueblo a otro con un niño quemado en sus brazos para encontrar la ayuda médica. De esa mujer que no sólo se prepara profesionalmente a la par del hombre y usa las manos para trabajar, sino que también las usa para acariciar y dar amor. Ese ser que tiene cerebro pero también tiene corazón, un corazón tan grande como para sufrir cuando tú sufres, y para alegrarse cuando te ve feliz.

La mujer del siglo XXI dejó de ser aquella que se dejaba pisotear, abusar, violar, golpear o humillar por el hombre. La mujer de ahora defiende sus ideales, se “atreven” a hacerte ver tus errores, no tienen miedo de enfrentarse a la vida solas o con sus hijos, son valientes, son guerreras, saben tomar decisiones, no digo que no se equivoquen, pero cuando esto sucede, saben reconocer sus errores con humildad y restaurar lo que con sus faltas dañaron.

La mujer siempre será capaz de darte un consejo sensato y sabio cuando lo necesites, esta mujer puede levantarse al alba para atender a su casa, salir al trabajo, regresar y seguir lidiando con las tareas familiares, pero siempre tendrá tiempo para ponerse de rodillas y mirando al cielo agradecer a Dios por todas las bendiciones que hay en su hogar, por el pan de cada día, por sus hijos, por la vida misma.

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