La Amazonía indígena en pie de lucha
Por Róger Rumrrill (*)
Toda la Amazonía indígena está en pie de lucha desde el pasado 9 de este mes, fecha en que se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
De uno a otro extremo de la Amazonía Peruana, a lo largo y ancho de esos 700 mil kilómetros del territorio amazónico, aproximadamente 300 mil indígenas de la amazonía han decidido movilizarse y resistir pacíficamente las políticas del presidente García, sin duda las más antiindígenas que gobierno alguno haya ejecutado en las últimas décadas en el Perú.
Empezando por las tierras y territorios ancestrales de estos pueblos. Del centenar de leyes que el gobierno de García ha promulgado para la implementación del TLC con Estados Unidos, 38 decretos legislativos de un modo directo e indirecto son una amenaza para la supervivencia de los pueblos indígenas amazónicos porque abren la puerta al despojo y la pérdida de esos territorios ancestrales.
Sin tierras y sin territorios simplemente no existirían las Comunidades Campesinas de la Costa ni de la Sierra y las Comunidades Nativas se extinguirían para siempre configurando procesos irreversibles de genocidio y etnocidio.
Por esa razón fundamental, la principal demanda de esta lucha, la mayor y la más unitaria desde las rebeliones indígenas en el siglo XX y XXI contra el estado central y la administración de turno, es la derogatoria de todo este paquete de normas inspiradas en el peor de los fundamentalismos neoliberales, privatizadores y reduccionistas de la realidad social, cultural y ambiental de la Amazonía.
Porque con la tierra y el bosque desaparece la vida de los pueblos, otra exigencia es la modificación del artículo 89 de la Constitución para reestablecer el carácter inalienable, inembargable e imprescriptible de las tierras y los territorios indígenas.
Otra demanda de esta movilización es que el Estado peruano haga justicia cumpliendo con todo el corpus legal sobre la realidad de los pueblos indígenas, desde la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobado por las Naciones Unidas en setiembre del 2007, pasando por el Convenio de la OIT y otras normas que en gran parte siguen siendo letra muerta.
Todo el movimiento social debe apoyar esta movilización. No sólo porque sus reivindicaciones y demandas son parte de la agenda amazónica, sino también para detener cualquier tentación de represión y criminalización de esta lucha justiciera de los pueblos indígenas.
(*) Columnista diario La Primera. Tomado de la edición del día 11 de agosto de 2008.
Por Róger Rumrrill (*)
Toda la Amazonía indígena está en pie de lucha desde el pasado 9 de este mes, fecha en que se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
De uno a otro extremo de la Amazonía Peruana, a lo largo y ancho de esos 700 mil kilómetros del territorio amazónico, aproximadamente 300 mil indígenas de la amazonía han decidido movilizarse y resistir pacíficamente las políticas del presidente García, sin duda las más antiindígenas que gobierno alguno haya ejecutado en las últimas décadas en el Perú.
Empezando por las tierras y territorios ancestrales de estos pueblos. Del centenar de leyes que el gobierno de García ha promulgado para la implementación del TLC con Estados Unidos, 38 decretos legislativos de un modo directo e indirecto son una amenaza para la supervivencia de los pueblos indígenas amazónicos porque abren la puerta al despojo y la pérdida de esos territorios ancestrales.
Sin tierras y sin territorios simplemente no existirían las Comunidades Campesinas de la Costa ni de la Sierra y las Comunidades Nativas se extinguirían para siempre configurando procesos irreversibles de genocidio y etnocidio.
Por esa razón fundamental, la principal demanda de esta lucha, la mayor y la más unitaria desde las rebeliones indígenas en el siglo XX y XXI contra el estado central y la administración de turno, es la derogatoria de todo este paquete de normas inspiradas en el peor de los fundamentalismos neoliberales, privatizadores y reduccionistas de la realidad social, cultural y ambiental de la Amazonía.
Porque con la tierra y el bosque desaparece la vida de los pueblos, otra exigencia es la modificación del artículo 89 de la Constitución para reestablecer el carácter inalienable, inembargable e imprescriptible de las tierras y los territorios indígenas.
Otra demanda de esta movilización es que el Estado peruano haga justicia cumpliendo con todo el corpus legal sobre la realidad de los pueblos indígenas, desde la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobado por las Naciones Unidas en setiembre del 2007, pasando por el Convenio de la OIT y otras normas que en gran parte siguen siendo letra muerta.
Todo el movimiento social debe apoyar esta movilización. No sólo porque sus reivindicaciones y demandas son parte de la agenda amazónica, sino también para detener cualquier tentación de represión y criminalización de esta lucha justiciera de los pueblos indígenas.
(*) Columnista diario La Primera. Tomado de la edición del día 11 de agosto de 2008.
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